viernes, noviembre 23, 2007

El Libro de Arena

El Libro de Arena

Me llamo Jean Francois Lecrivain, mi profesión, Historiador. Hace unos 5 años, me he dedicado a una investigación enfocada hacia libros raros, antiguos y curiosos. Muchos libros pasaron por mis manos, unos grandes, otros pequeños , gruesos y delgados, pero ninguno como el que encontré el día de ayer en una biblioteca publica de la Ciudad de Buenos Aires.

A simple vista, el libro no tenia nada particular, un formato en octavo, encuadernado en tela y algo viejo. Como dije anteriormente nada en particular, un libro más, abandonado en una biblioteca más en algún lugar de algún lugar, como dije anteriormente nada especial.

Simplemente lo vi, reposando sobre un anaquel, me llamo la atención por un simple detalle, no tenia ficha bibliografica, cosa que en una biblioteca no es común. Fue algo súbito, pero me sentí muy atraído hacia este objeto, no sé con certeza si fue por la carga estética del objeto o simplemente por la curiosidad de aquel pequeño detalle que de alguna manera, lo hacía diferente a todos los demás .

Al levantarlo me di cuenta que era demasiado pesado par su tamaño y decidí llevármelo. No solo a una mesa, sino a hurtarlo del edificio… no estaba marcado y por lo tanto no debía ser de la propiedad de la biblioteca. Estaba decidido. Por esta razón, lo metí dentro de mi chaqueta de invierno. Esta, hecha de piel y de considerable volumen, no permitió al guarda de seguridad acercarse al preciado objeto.

Estaba afuera del edificio, no podía creerlo, había robado un libro… habia vulnerado una institución y de la misma manera me había violentado a mi mismo… me aleje por la calle, oscurecía era casi de noche. Tomé un taxi, era un carro viejo, roído por el tiempo… algunos golpes en la puerta trasera y en los cojines. Un hombre casi tan viejo como el libro que llevaba en el fondo de mi chaqueta, me dijo A donde se dirige? Yo le di la dirección con premura… Como un niño pequeño en navidad que busca abrir su anhelado paquete, solo buscaba llegara un lugar privado donde pudiera estar a solas con el raro objeto.


Encendí la luz del apartamento, silencio absoluto. En el fondo el ruido de la calle, automóviles y gente caminando. Silencio, mis pasos retumbaron sobre el parquet… silencio otra vez. Encendí la radio, un tango algo distorsionado, una vieja canción de Gardel y una mala propaganda de algún detergente, eran casi las 8.


Avance hacía el estudio y decidido, me senté en la mesa, prendí la luz y abrí la portada. Fue algo extraño, no estaba escrito en español. Las páginas gastadas estaban impresas a dos columnas. En la parte superior de las páginas había cifras arábigas. Me llamó la atención que la página par llevaba un numero y la impar otro …. el dorso tenia ocho cifras.

No logré llegar a la primera pagina, pasé horas y horas sentado buscándola, cada vez me acercaba más a la tapa posterior, pero nunca llegaba a la numero uno. El numero siempre cambiaba sin ningún patrón aparente. Después de un rato, cerré el libro y me fui, caminé hasta la madrugada pensando en un patrón lógico para el comportamiento de este extraño objeto.

Varios días estuve meditando el asunto, casi como un loco, busque todas las posibles maneras de acercarme al problema, incluso, incurrí en el error de contarle a mi amigo Gastón Macé sobre la existencia del objeto.

Gastón es un hombre de edad media, como yo. Nariz grande, ojos pequeños y boca de tamaño mediano. Tiene el pelo de color gris y las manos grandes. Estudio contaduría y se desempeña en una prestigiosa firma. Al principio. él no me presto mucha atención, creyó que le estaba jugando una broma, pero cuando le mostré el volumen, huyó del mismo dejándolo de lado con premura. Su cara se deformo, reflejaba sentimientos encontrados: odio, felicidad, rabia. Por un momento pensé en llamar a los paramédicos, pero este sentimiento desapareció rápidamente al Gastón abalanzarse sobre mi.

Duramos mas de media hora en el suelo, peleando como animales. Finalmente Gastón cayo al piso, muerto de un ataque cardiaco. No sabía que hacer… había matado por el libro. Me senté sin ningún apuro como si nada de lo anterior hubiera pasado. Prendí un cigarrillo y me dispuse a leer una pagina que nunca jamás regresaría, justo como mi amigo Gastón.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sie irren sich. Geben Sie wir werden besprechen. levitra bestellen cialis ohne rezept kaufen [url=http//t7-isis.org]cialis 20mg kaufen[/url]